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Doña Esperanza Pérez, originaria del puerto de Progreso, se dedicaba a preparar dulces para vender en el mercado. Famosa por su confitería, entre sus productos más pedidos se encontraban el majablanco, los merengues y los mazapanes. Sin duda alguna, su trabajo con el azúcar y los frutos propios de la región alegraron el día de varios costeños hacia la década de 1950.
Hoy, 70 años después, su familia funda Esporádica, una marca de perfumería y artículos de tocador inspirada por los dulces de Doña Esperanza y por la cultura de la Península de Yucatán. Aromas que recuerdan a los trajes tradicionales del sur de México, a la gastronomía de la región y a la producción agrícola de varias poblaciones, se destilan y concentran en fragancias orgullosamente hechas en el estado de Yucatán con el apoyo de varios negocios familiares, que juntos buscan ofrecer productos de gran calidad que pongan en alto la cultura y tradiciones peninsulares.